Descripción |
La crisis del medio ambiente muestra impone la necesidad de repensar algunas de las ideas sobre la racionalidad económica y científica, el productivismo y el crecimiento ilimitado, que están fuertemente arraigadas en gran parte del feminismo y por ello, se exige una revisión en profundidad de algunos aspectos de las propuestas feministas. Más allá de las ventajas puramente estratégicas que se derivan de las alianzas verde-rojo-lila, las propuestas del feminismo ambientalista constituyen un punto de partida idóneo para reformular el ideario feminista en torno a una nueva definición de progreso que responda a las nuevas condiciones y que incorpore un modelo de desarrollo humano sostenible en términos sociales, económicos y medio ambientales. El feminismo ambientalista tiene su origen en un análisis de la asociación material y/o cultural de las mujeres con la naturaleza a partir del cual se asimilan las estructuras de dominación y jerarquización social, especialmente las de género, con la explotación y la dominación de la naturaleza. Esta perspectiva, conocida con el nombre de eco-feminismo, vincula la desvalorización de la naturaleza con la desvalorización de las mujeres a través de la identificación asimétrica de la naturaleza con lo femenino (la emoción, la reproducción, la superstición, el caos, la oscuridad) y la cultura con lo masculino (la razón, la producción, el conocimiento, la luz, el orden). |