No se ha llegado a producir una ruptura social porque la familia (es decir, el trabajo invisible, no reconocido y no remunerado de las mujeres como cuidadoras) está actuando como un pilar de bienestar social. Hoy en día se sigue esperando que los hombres se identifiquen con la ambición y el éxito y se espero que se midan y se valores de acuerdo a sus logros sociales. Por otro lado, las condiciones del mercado de trabajo fuerzan a hombres y mujeres a renunciar de algún modo a la vida familar, pero dada la primacía de los hombres en el mismo, y precisamente por esto, suelen ser los hombres los que ponen sus empleo por encima de sus logros afectivos, emocionales y relacionales. Los hombres han sido tradicionalemte compelidos a competir y a basar su estima y reconocimiento personal en la consecución de losgros sociales (en el mercado laboral y el mundo público de la política, la cultura y el deporte...) en mayor medida que en éxitos relacionales y afectivos, con todas las consecuencias destructivas para ellos mismos y para su entorno que esto implica. Los guiones y reglas de juego si se comprenden se pueden cambiar. |