Descripción |
Si la ciudadanía se piensa como un ideal abstracto, el sujeto de ciudadanía no tiene cuerpo ni diferencias materiales que afecten el goce de sus derechos. Prescindiendo de nombrar rasgos diferenciales que se expresan en la materialidad de los cuerpos y son el soporte de las identidades, la ciudadanía adquiere una universalidad retórica en el lenguaje que se desmiente sistemáticamente en el mundo social. La frustrante perpetuación de la denegación de derechos a los mismos sujetos durante los dos mil quinientos años de democracias sustentadas por la filosofía política occidental, hace necesario revisar cuáles son los obstáculos entre ese ideal universal y el efectivo ejercicio de ciudadanía al que aspiramos una vez que las barreras formales han sido levantadas. |