Lo que se presenta a continuación es una síntesis de una riqueza enorme que si es bien aprovechada, redundará en beneficio del conjunto de organizaciones y movimientos sociales y ya no sólo de las mujeres. De los aprendizajes y acuerdos construidos resuenan de manera particular tres acuerdos que deben destacarse: El primero, es que es un debate pertinente y útil, que debe mantenerse y profundizarse. Para ello es conveniente ubicarlo en el corazón de las agendas de las organizaciones y movimientos sociales de todo tipo en la región; no es posible ya, concebir el fortalecimiento de las organizaciones sociales, sin incorporar esta dimensión en el centro de su trabajo. Lo segundo, es que se ha avanzado sin duda, pero falta muchísimo camino por recorrer. En particular es crítico que se retomen los aspectos políticos del debate, es decir, aquellos que tienen que ver con las asimetrías de poder entre mujeres y varones, tanto en la sociedad como en las propias organizaciones. Y una tercera constatación es que, para que esta tarea sea efectiva requiere convertirse en agenda pública. Para ello son necesarias alianzas, estrategias compartidas y respaldos entre todas las organizaciones de la sociedad civil, respetando y fomentando siempre la autonomía de las organizaciones y el movimiento de mujeres. |