Hay una mujer que duerme en la vereda de la estación de trenes ubicada en Pacífico. Ella pasa los días con la espalda pegada a la pared de esa estación y, al parecer, su edad no supera los 22. Muchos días, antes del atardecer, sale del lugar para intentar conseguir un techo donde pernoctar.
Nadie se imagina el trayecto que debe caminar para llegar a uno de los lugares que administra el Estado y que ofrece albergue nocturno para quienes no tienen un lugar. Que llegue a destino no es garantía de mucho; deberá hacer cola y esperar con suerte una cama disponible. |